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ONG (Organización NoGubernamental)Clara MurguialdayOrganización sin ánimo de lucro surgida de la sociedad civil con objeto de generar un determinado impacto en la sociedad. Aunque las hay de diferentes tipos y ámbitos de actuación, coloquialmente esta denominación se suele atribuir en los países del Norte a las organizaciones que con más propiedad cabría llamar ONG de desarrollo (ONGD), por dedicarse a realizar proyectos en el campo de la cooperación para el desarrollo o la educación para el desarrollo. Recientemente se ha extendido también la denominación ONG humanitarias (ONGH), para referirse a las organizaciones centradas específicamente en la acción humanitaria[Acción humanitaria:debates recientes, Acción humanitaria:fundamentos jurídicos, Acción humanitaria: principios , Mujeres y acción humanitaria , Acción humanitaria:concepto y evolución]. ONG existen tanto en los países del Norte como en los del Sur, siendo muchas veces estas últimas las contrapartes que ejecutan sobre el terreno los proyectos promovidos por las primeras. Aquí nos referiremos fundamentalmente a las ONG de Desarrollo del Norte, que han cobrado un fuerte peso en el campo de la cooperación en las dos últimas décadas, aunque algunas de ellas tienen ya varias décadas de existencia. A pesar de su diversidad, presentan varias características comunes que les diferencian de otros actores implicados en la cooperación bilateral y multilateral, como son las agencias de los gobiernos donantes, las agencias de naciones unidas, las empresas, o los movimientos políticos de solidaridad internacionalista. Sus principales características comunes son las siguientes: a) Son organizaciones estables con un grado mínimo de estructura, personalidad jurídica y capacidad legal de acuerdo con la normativa vigente. b) Están integradas por ciudadanas y ciudadanos asociados a partir de unas convicciones y motivaciones compartidas a favor de la cooperación y la solidaridad. Son por tanto una parte del llamado Tercer Sector o “Sector Social”, es decir, una expresión particular del movimiento asociativo voluntario de la sociedad civil. c) Son organizaciones sin ánimo de lucro empresarial, personal o grupal. La totalidad de los ingresos obtenidos deben dedicarse a sus proyectos de desarrollo, educación y sensibilización, exceptuando los necesarios para el funcionamiento de la organización. d) Se dedican a canalizar recursos hacia los países del Sur mediante la realización de proyectos de desarrollo o la respuesta ante situaciones de emergencia. Además, sobre todo en el Norte, realizan campañas de sensibilización de la opinión pública, de educación para el desarrollo y en valores solidarios, así como de presión (lobby) y denuncia ante los gobiernos en torno a los problemas de los pueblos del Sur y los factores internacionales que los causan. Les caracteriza una voluntad de transformación social que les lleva a participar activamente en la mejora de la sociedad mediante propuestas favorecedoras de unas relaciones Norte-Sur más justas y equitativas. e) Se nutren de recursos económicos aportados por donaciones privadas y/o subvenciones públicas, así como del trabajo voluntario (a veces parcialmente profesionalizado) de sus colaboradores. f) Tienen autonomía institucional y decisoria respecto a cualquier instancia gubernamental, intergubernamental o cualquier otra ajena a la organización. En particular, son entidades independientes de los gobiernos, no surgen a instancias de éstos ni, por tanto, han de defender los mismos intereses, lo cual no significa que no reciban financiación de las administraciones públicas o que no puedan realizar acciones conjuntas. Según Le Magadoux y Roca (1989), estas organizaciones se diferencian también del resto de las entidades que componen el “Sector Social” (cooperativas, sociedades de ayuda mutua, clubes, etc.). Por un lado, porque proceden de la sociedad civil del país donante de ayuda y se dirigen a la sociedad civil del país receptor, centrando su atención en los sectores más desfavorecidos de los países más pobres. Además, no sólo disponen de gran capacidad para entrar en contacto directo con estas poblaciones y adaptarse a sus necesidades reales, sino que consideran a los receptores de cooperación como actores de su propio desarrollo, sin cuya colaboración es imposible el éxito de cualquier acción. Por otro, las ONGD cuentan con un elevado nivel de motivación y compromiso personal, que suele concretarse en la colaboración de personal no retribuido, lo que no impide una creciente profesionalización en aquellas más consolidadas. Su escasa burocratización, bajos costos y reducida estructura administrativa se derivan de su naturaleza no lucrativa y su limitada estructura financiera. Además, la eficacia en los resultados contando con recursos limitados, la cercanía en el seguimiento de los proyectos y el compromiso de sus integrantes, son la fuente de su flexibilidad, elemento que les permite advertir rápidamente los problemas y decidir e instrumentar las correcciones necesarias, así como afrontar situaciones de desastre en los países en los que actúan. Atendiendo al modelo de desarrollo que promueven y al tipo de participación de los sectores beneficiarios, pueden distinguirse varias generaciones de ONGD. Se alude con este concepto al conjunto de ONGD que, en la suma de sus actuaciones, presentan características homogéneas. Aunque cada generación ha surgido en épocas históricas diferentes (la primera en los años 50, la segunda en los 60 y la tercera a finales de los años 70 y principios de los 80), el nacimiento de una nueva generación no ha supuesto la extinción de la anterior; además, el transcurso del tiempo y la experiencia acumulada han contribuido a que organizaciones que forman parte de una generación pasen posteriormente a integrar otra. Se atribuye a las ONGD una racionalidad sustantiva, es decir, un conjunto de valores éticos que dan sentido a su existencia y justifican los objetivos de sus acciones. Como queda establecido en el Código de Conducta de las ONGD españolas (1998:8), éstas promueven el desarrollo entendido como un “proceso de cambio social, económico, político y cultural que requiere la organización participativa y el uso democrático del poder por los miembros de una comunidad… crea condiciones de equidad en el acceso a los recursos… y abre mejores oportunidades de vida al ser humano para que despliegue todas sus potencialidades” (ver códigos de conducta).
Fuente: Ortega (1994). En comparación con las agencias gubernamentales de cooperación, las ONGD suelen presentar ciertas ventajas asociadas a su autonomía institucional, su funcionamiento flexible y poco burocrático, su uso intensivo del trabajo voluntario y su amplio respaldo social. Sin embargo, esto no les exime de ciertos riesgos y dilemas a los que se enfrentan en su actuación cotidiana, como los siguientes: a) En ocasiones se asume una visión desarrollista del progreso y una concepción asistencialista de la cooperación, lo que puede dar lugar a que en su relación con la sociedad local no se suscite el debate sobre la redistribución equitativa de la riqueza ni sobre el consiguiente replanteamiento del modelo de desarrollo. b) Cuando la función de “movilizar recursos hacia el Sur” se convierte en la tarea más relevante de las ONGD –llegando a ser, para algunas, su única actividad–, éstas corren el peligro de establecer relaciones unidireccionales con sus “asociados” en el Sur, basadas únicamente en el suministro de recursos y generadoras, por tanto, de dependencia de la ayuda. Esa relación da lugar a que con frecuencia no haya una suficiente rendición de cuentas (accountability) de las organizaciones hacia la población con la que trabajan; esto es, las ONGD pueden sentirse responsables de sus actos ante sus financiadores del Norte, más que ante la población local. c) La autonomía institucional de las ONGD respecto a los gobiernos financiadores es puesta en riesgo cuando aquéllas dependen de los fondos aportados por ellos en mucha mayor medida que de los recursos suministrados por su base asociada. Cl. M. Bibliografía
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