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RetornoKarlos Pérez de ArmiñoVuelta a sus lugares de origen de los refugiados[Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,ver ACNUR, Refugiado: definición y protección, Refugiados, Campo de, Refugiados: impacto medioambiental, Refugiados medioambientales, Refugiados: problemática y asistencia, Reintegración de refugiadosy desplazados, ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), Salud de los refugiados] que huyeron a otros países, o de los desplazados internos que no cruzaron la frontera pero se asentaron en otras zonas más seguras a consecuencia de un conflicto o un desastre, una vez la causa ha cesado o remitido. El retorno es uno de los principales pasos en los procesos de rehabilitación, sobre todo de los de tipo posbélico, por cuanto los conflictos civiles son la principal causa de las migraciones forzosas de la población. La repatriación voluntaria contribuye a reforzar la confianza de la sociedad en el avance del proceso de pacificación, así como a legitimar las elecciones multipartidistas (que a veces se realizan como resultado de los acuerdos de paz) y al propio gobierno que deba afrontar la rehabilitación, alejando de este modo los peligros de desestabilización. El retorno da pie a uno de los principales desafíos en tales procesos de rehabilitación, como es la reintegración de refugiados y desplazados, desde un punto de vista tanto social como económico, en las comunidades de origen a las que vuelven (Stein, 1994). A su vez, tanto el retorno físico como dicha reintegración son requisitos ineludibles para poder avanzar hacia la reconciliación de quienes estuvieron enfrentados durante el conflicto y hacia la construcción de una paz duradera. El retorno puede tener características muy diferentes: puede ser espontáneo u organizado y asistido por la comunidad internacional; voluntario, inducido o forzado; individual o familiar; en grupos pequeños o masivo; tras desaparecer las causas que motivaron el éxodo o no, y tras un acuerdo de paz o antes del fin del conflicto (Rogge, 1994). Los procesos de retorno se realizan con frecuencia por etapas: inicialmente suelen volver algunos exploradores de la comunidad, con objeto de informar sobre la situación (incluyendo el grado de seguridad); después lo hacen los hombres adultos, para comenzar a roturar la tierra y reconstruir; y, por último, el resto de los miembros de la familia. Este mecanismo funciona particularmente cuando la zona de asilo no es muy distante y la gente dispone de algún medio de sustento en el exilio, pero es mucho más difícil cuando las distancias son grandes y se dispone de pocos recursos de reserva en el lugar donde se han refugiado. Esta pauta implica que los refugiados precisan permanecer en las listas de reparto de alimentos de los campos hasta la última fase. Pero el hecho de que salgan y entren de nuevo a recoger la comida muchas veces es considerado por las agencias de ayuda como un fraude. Esta percepción no contribuye a facilitar el retorno gradual. Un aspecto objeto de discusión es el desafío que las repatriaciones voluntarias representan para las pautas vigentes en materia de protección a los que retornan. En efecto, el acnur (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) suele plantear cuatro condiciones para su participación en un proceso de repatriación voluntaria: a) que hayan desaparecido las circunstancias que causaron el éxodo; b) que el retorno sea voluntario; c) que exista un acuerdo tripartito entre el país de origen, el de acogida y el ACNUR para proporcionar garantías formales de seguridad a los retornados, y d) que el retorno se realice en condiciones de seguridad y dignidad. Sin embargo, dado que en la realidad pocas veces se cumplen todas ellas, se trata más de deseos que de precondiciones efectivas. Seguir estrictamente esos principios supondría que la ayuda internacional fuera irrelevante (Stein y Cuny, 1994:176). No en vano, diversos estudios subrayan que muchas de las repatriaciones no son organizadas y negociadas, como sugiere ese esquema, sino espontáneas y anteriores al fin del conflicto. De los 7 millones de retornados entre 1990-94, más del 90% retornaron de esta forma. Los refugiados vuelven en pequeños grupos o en masa, incluso sin que haya cambiado el régimen político ni se haya promulgado amnistía alguna, sin disponer de permiso del país de origen o de asilo, ni de un programa de repatriación ni de asistencia internacional. Esto pone en evidencia la necesidad de replantear los mecanismos de protección de naciones unidas, así como de apoyar las pautas de repatriación voluntaria y de poner en marcha los programas de reintegración antes de la restauración formal de la paz, a pesar de que no se puede garantizar una seguridad absoluta a los retornados. La experiencia demuestra que el enfoque más adecuado respecto al retorno y la reintegración es el de apoyar las iniciativas y decisiones que voluntariamente tomen los refugiados, poniendo a su disposición los medios que necesiten. El retorno voluntario es la mejor solución y la más duradera, pues responde a sus propias necesidades y percepciones, y lo llevan a cabo cuando perciben que existe un marco político que les garantiza seguridad física y apoyo material para emprender su nueva vida. Los programas de repatriación diseñados para dirigir su regreso y determinar lo que deben hacer es probable que no sean aceptados o secundados, pues los refugiados toman sus propias decisiones sobre la base de sus necesidades y prioridades; y que sean erróneos, pues los afectados suelen saber mejor que los gobiernos y las ong[ONG, Redes de, ONG (Organización NoGubernamental)] foráneas qué pautas de retorno se ajustan mejor a aquéllas. En conclusión, es necesario apoyar la repatriación voluntaria incluso aunque el conflicto no haya finalizado formalmente (Stein y Cuny, 1994:186). K. P. Bibliografía
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