Personas que se han visto obligadas a migrar a otros lugares dado que la degradación medioambiental experimentada en su tierra de origen, sea por razones naturales o por la acción humana, ha minado sus sistemas de sustento. Aunque normalmente se hable de “refugiados”, lo mismo valdría para los desplazados internos que no cruzan la frontera de su país.

Generalmente se considera que el concepto de refugiados medioambientales fue utilizado por primera vez en 1985 por El-Hinnawi, del pnuma (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), si bien Kibreab (1997) señala que había sido ya empleado un año antes por el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED), de Inglaterra. Desde entonces se ha extendido ampliamente su utilización, junto a la idea de que multitud de migraciones forzosas y masivas en diferentes partes del mundo se están debiendo a diversas catástrofes medioambientales, como las sequías o las inundaciones, así como a procesos de degradación medioambiental como la deforestación y la desertización.

Sin embargo, la noción de “refugiados medioambientales” está siendo cuestionada por diferentes autores, por entender que su significado no está definido con claridad, no resulta clarificador y no está respaldado por un marco teórico-científico adecuado. Así, por ejemplo, McGregor (1995) y Kibreab (1997) consideran que el concepto es ambiguo y confuso, dado que el uso del término “medioambiental” conlleva una falsa división entre factores interrelacionados: en realidad, afirman, no se pueden separar las causas medioambientales del desplazamiento con otras como las políticas, sociales y económicas. En la mayoría de los casos, las razones supuestamente medioambientales responden a acciones y factores humanos, como determinadas políticas de desarrollo perniciosas para determinados colectivos, o la destrucción del entorno natural causada durante los conflictos, a veces como un arma de guerra.

Un ejempo claro de este abuso del término son los desplazamientos provocados por las construcciones de grandes presas. Así, la actual construcción de la presa de las Tres Gargantas, en China, está provocando el desplazamiento coercitivo de una población que en total alcanzará 1’2 millones de personas, el mayor contingente jamás registrado por una obra de este tipo (Stein, 1998:7). Otro ejemplo de inadecuado uso del concepto de refugiados medioambientales es el de personas desplazadas desde Bangladesh a la India, que en buena medida migraron por problemas como los relativos al acceso a la tierra debido a las leyes hereditarias, a los sistemas de gestión del agua en su país, o por la atracción del mayor nivel de vida indio. Igualmente, las migraciones en el Sahel atribuidas a la desertización responden también a otros factores como las estrategias de afrontamiento temporales ante la crisis, la transhumancia tradicional de los pastores o la huida debida a los conflictos civiles y las emergencias complejas.

Por otro lado, no existe todavía una tipología común y ampliamente aceptada de los diferentes tipos de refugiados medioambientales, sino clasificaciones diversas. Así, algunos autores han propuesto tres subcategorías: a) desplazamiento temporal debido a una tensión medioambiental temporal; b) desplazamiento permanente debido a un cambio medioambiental permanente, y c) desplazamiento temporal o permanente debido a una degradación progresiva de los recursos básicos. Por su parte, otros autores dividen los tipos de refugiados medioambientales dependiendo del tipo de catastrofe natural que les fuerce a desplazarse: desertización, sequía, deforestación o subida del nivel del mar.

Un punto importante es el vacío jurídico en el que se encuentra la migración forzosa por razones medioambientales. Los refugiados medioambientales quedan fuera de las categorías protegidas por los instrumentos del Derecho internacional sobre el refugio, tanto en términos literales como en la intención de quienes los elaboraron. La definición actual de refugiado es inadecuada para las causas profundas de la huida en muchos países en vías de desarrollo, ya que un interpretación política restrictiva del término “persecución” puede excluir a aquellos que son víctimas de los desastres naturales en países donde el Estado no ofrece ninguna protección. Las migraciones atribuidas al cambio climático serían asímismo excluidas (ver refugiado: definición y protección). N. Z.