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Enfoques participativosNéstor ZabalaConjunto de metodologías y enfoques basados en la participación de la población local y utilizados para el diagnóstico, ejecución, seguimiento y evaluación de proyectos de desarrollo. Existen en la actualidad diversas metodologías que tienen como característica común y básica el promover la participación de la población local en todo o en parte del proceso de gestión del ciclo del proyecto. Tomando como punto de partida la opinión y el conocimiento de la población rural, su objetivo es promover un desarrollo centrado en ella misma y en el incremento de sus capacidades, impulsando un proceso de empoderamiento a través de su participación. En estas metodologías, el protagonismo corresponde a la población y los facilitadores externos aportan herramientas metodológicas. Es la población la que expresa, discute y analiza la información, que es fundamentalmente cualitativa, no tanto cuantitativa. Por esta razón, una de las innovaciones de estas metodologías ha consistido, precisamente, en la aportación de diversas técnicas visuales (diagramas, dibujos, uso de diversos materiales) con los que la población sencilla se encuentra cómoda y que entiende fácilmente, en contraste con los métodos convencionales de estudio, como las estadísticas oficiales, las entrevistas estructuradas o el propio enfoque del marco lógico. Las metodologías participativas tuvieron su surgimiento en la década de los 70 en un clima de reformulación de las ciencias sociales, de compromiso de parte de éstas a favor del cambio social y de decepción sobre la utilidad de los métodos clásicos de investigación en el campo de la intervención social. Con el tiempo y con la experiencia de su creciente utilización, han ido evolucionando y diversificándose en una amplia gama de métodos, que se han tratado de agrupar bajo el concepto paraguas de Participatory Learning Action (PLA), o Acción de Aprendizaje Participativo. Son metodologías con diferentes características y niveles de participación popular, lo cual depende en buena medida del tipo de proyecto o de la agencia que las utilice. Entre tales enfoques, uno de los más importantes, y que sirvió como base y precursor de todos los demás, es el de la investigación-acción participativa, IAP (o Participatory Action Research, PAR), orientado al análisis crítico y comunitario de la realidad con vistas a su transformación y al empoderamiento de la población. En la actualidad, sin embargo, el enfoque participativo más conocido e importante es seguramente el diagnóstico rural participativo, DRP (o Rapid Rural Appraisal, PRA), que posibilita la participación local en todas las fases del proyecto, desde el análisis de la situación y la identificación de prioridades, hasta la evaluación, y que pone énfasis también en el empoderamiento de las personas. Por su parte, el diagnóstico rural rápido, DRR (o Rapid Rural Appraisal, RRA) promueve también la participación de la comunidad local, pero no de cara a su concienciación, movilización y empoderamiento, sino a fin de obtener rápidamente información con la que diseñar un proyecto de desarrollo. La investigación de sistemas agrícolas, ISA (o Farming Systems Research, FSR), es un método para analizar la complejidad de los sistemas agrícolas de los campesinos pobres, basándose en sus propios conocimientos, con objeto de apoyarles con tecnología apropiada. El análisis participativo de la pobreza, APP (o Participatory Poverty Assessment, PPA), ideado y utilizado por el banco mundial para evaluar la pobreza a escala nacional y que combina técnicas participativas con instrumentos convencionales de análisis económico. Por último, el denominado seguimiento y evaluación participativos, SEP (o Participatory Monitoring and Evaluation, PME]) es un método por el que la población local toma parte, conjuntamente con las agencias de ayuda y los funcionarios o autoridades, en el análisis de la marcha de los proyectos, su evaluación final y la decisión sobre las acciones a adoptar a partir de ella. Las metodologías participativas han logrado, desde su nacimiento, una amplia utilización tanto en países en desarrollo como desarrollados, por parte de diferentes actores y en una amplia gama de sectores. Aunque inicialmente se concibieron para el diseño de proyectos de desarrollo en zonas rurales por parte de pequeñas organizaciones, hoy en día se utilizan en proyectos de muy diferentes áreas, como la gestión de recursos naturales, la violencia urbana, la resolución de conflictos, el desarrollo rural, la educación popular, los microcréditos o la salud. Su utilización, sin embargo, es muy reducida en el caso de la ayuda de emergencia y de otras acciones que requieran actuar con rapidez, dado que las metodologías participativas precisan un tiempo prolongado, a veces de meses, para lograr una relación y entendimiento adecuados entre los facilitadores externos y la población.
Si bien han sido las ONG y otras organizaciones pequeñas quienes tradicionalmente han hecho uso de ellas, recientemente han comenzado a ser utilizadas también por grandes agencias internacionales, como las de naciones unidas o el banco mundial. Este interés se ha debido a los buenos resultados que han mostrado en cuanto a la eficiencia y sostenibilidad de los proyectos, e incluso en cuanto al empoderamiento de la población. Del mismo modo, las metodologías participativas también han despertado un notable interés en el campo de los estudios sobre desarrollo, en cuanto a investigación y publicaciones. En este sentido, el Boletín PLA Notes, del International Institute for Environment and Development (IIED), de Londres, es quizá el principal canal de intercambio de información sobre experiencias en el uso de estas metodologías entre ONG, agencias internacionales, universidades y otros sectores. N. Z. Bibliografía
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