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Mujeres y acción humanitariaCristina Maoño y Norma Vázquez“Las situaciones de emergencias complejas y los desastres naturales afectan de manera distinta a las mujeres y a los hombres”. Así concluyó el Comité Permanente entre Organismos de Naciones Unidas (IASC) al ratificar, en 1999, una declaración de política en la que se da un lugar prominente a los temas de género en los programas de ayuda humanitaria. Los desastres afectan de modo desigual a mujeres y hombres debido a que la vulnerabilidad de las personas tiene connotadas dimensiones de género. La población femenina, en general, tiene menos acceso que la masculina a los bienes y recursos, lo que unido a su escasa incidencia en la toma de decisiones le hace sufrir de manera más aguda los efectos de las situaciones de emergencia. Ante esta evidencia, algunos organismos especializados han comenzado a reconocer la importancia de incorporar un enfoque de género en la acción humanitaria, para que ésta sea más efectiva y genere mayores beneficios para las mujeres (ver acción humanitaria: concepto y evolución). Hay que subrayar que esta integración del enfoque de género en la acción humanitaria ha sido posterior a la definición de las políticas de género (ver género, políticas de) por parte de las instituciones de cooperación para el desarrollo. Algunos factores que explican este retraso son los siguientes: a) El personal involucrado en la ayuda humanitaria es mayoritariamente masculino y con una formación principalmente técnica, lo que hace más lento su proceso de comprensión de la relación entre el género y los contextos de desastre (Bridge, 1995:154; Oxfam, 1995:880). b) El carácter de urgencia de las acciones de ayuda humanitaria propicia su insuficiente planificación y la no participación de la población afectada en el diseño de las mismas; además, sus objetivos convencionales suelen ser de tipo inmediato, más centrados en las necesidades que en el análisis de vulnerabilidades, muchas de ellas estructurales. Es una opinión fuertemente extendida que, cuando lo prioritario es salvar vidas, el análisis de género se vuelve irrelevante en el estudio de las necesidades de la población, así como en el, poco frecuente durante las emergencias, análisis de las capacidades y vulnerabilidades. Algunos afirman que incluso resulta inconveniente para la efectividad de las operaciones de emergencia. c) La tradicional desvinculación entre las acciones de desarrollo y las de emergencia ha impedido que las agencias de ayuda humanitaria conozcan y se apropien de las herramientas de género (ver género, marcos para el análisis de) diseñadas para las intervenciones de desarrollo, así como de las enseñanzas derivadas del trabajo en materia de género y desarrollo (ver mujeres, enfoques de políticas hacia las). En los últimos años han surgido voces críticas (Informe Bridge, Oxfam) hacia esta tardanza en la integración de la perspectiva de género en la ayuda humanitaria. Haciendo énfasis en la necesidad de que las organizaciones reflexionen sobre los sesgos de género contenidos en sus actuaciones, el Informe Bridge (1995) resalta la necesidad de identificar las experiencias previas, capacidades y vulnerabilidades de las mujeres en las siguientes etapas de la intervención de emergencia: a) Registro de la población afectada: frecuentemente, el registro de los destinatarios de los recursos se limita a la inscripción de los jefes de hogar; en tales casos, las mujeres se quedan sin acceso a los recursos o incluso, pueden perder el control sobre aquellos que previamente administraban. b) Definición de los mecanismos de distribución: cuando se distribuye ayuda específicamente a las mujeres, deben tenerse en cuenta las consecuencias que tal ayuda pueda tener en las relaciones entre las mujeres y los hombres. c) Programas de comida o dinero por trabajo y distribución de créditos y dinero: la incorporación de las mujeres en estos programas debe tener en cuenta la carga de trabajo que ellas ya tienen, así como la posterior falta de control sobre el uso y distribución de los alimentos o del dinero que obtengan por su trabajo (ver ayuda alimentaria: modalidades). d) (Re)construcción de viviendas: los programas que incluyen la distribución de materiales para que la población afectada (re)construya sus viviendas deben tomar en consideración que las mujeres jefas de hogar dependerán de otros para dicha construcción. e) Salud: las mujeres tienen específicas necesidades sanitarias que, a menudo, son obviadas por las acciones de emergencia. Éste es el caso de las necesidades alimentarias especiales en el caso de las mujeres embarazadas o lactantes, las complicaciones en los partos o los cuidados ginecológicos en general (ver género y salud; y salud reproductiva). f) Violencia: las mujeres, las niñas y los niños constituyen un grupo vulnerable a la violencia y abusos sexuales que pueden ser desatados o agravados por las situaciones de conflicto y desastre (ver mujeres, violencia contra las). Durante los años 90, algunas agencias de naciones unidas y ONG han dado pasos significativos en la consideración de la perspectiva de género en sus programas de acción humanitaria. Entre ellas destaca el acnur (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados), que en 1990, cumpliendo el mandato contenido en las “Estrategias Orientadas hacia el Futuro para el Avance de las Mujeres” emanadas de la Tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer (Nairobi, 1985), aprobó una política sobre mujeres refugiadas que incluye las siguientes líneas de acción: lograr una mayor participación de las mujeres en las actividades económicas y sociales realizadas en el refugio; disponer de mecanismos que aseguren su mejor acceso al empleo, la educación y los servicios básicos; y garantizar que sus programas tomen siempre en cuenta las relaciones sociales de género que operan en la población refugiada. Como consecuencia del consenso internacional logrado en la Plataforma de Acción emanada de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995) –la cual incluye, dentro del área de conflictos armados, la necesidad de incorporar la perspectiva de género en las operaciones de emergencia–, el Comité Permanente entre Organismos de Naciones Unidas (IASC) ratificó en mayo de 1999 una declaración de política titulada “Inclusión de una Perspectiva de Género en la Ayuda Humanitaria” que recogía los siguientes principios: a) La igualdad de género (ver género, igualdad de) y la protección de los derechos humanos de las mujeres y los hombres que realicen actividades humanitarias y de fomento de la paz. b) La igualdad de representación de las mujeres y los hombres en la mediación para la paz y en la adopción de decisiones a todos los niveles y en todas las fases de la ayuda humanitaria. c) La inclusión de la perspectiva de género y la participación de organizaciones de mujeres en la ayuda humanitaria, así como en la fase de rehabilitación. Entre las organizaciones no gubernamentales destaca la labor de Oxfam, que, tras revisar sus programas de acción humanitaria desde una perspectiva de género, ha desarrollado un programa específico que contempla la sensibilización de su personal mediante cursos y talleres de género (ver género, capacitación de), la incorporación de personal especializado en género, la recogida de datos relativos a las necesidades básicas de las mujeres y la elaboración de mecanismos para evaluar el impacto de género de las operaciones de emergencia. N. V., con C. Ma. Bibliografía
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