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Bancos de pobresNéstor ZabalaEntidades de ahorro y microfinanciamiento orientadas a las comunidades más pobres. Los bancos de pobres tienen como objetivo estimular el ahorro entre las familias pobres y proporcionarles microcréditos en condiciones de las que no podrían disponer en la banca comercial, a fin de apoyarles para la puesta en marcha de microempresas o la satisfación de necesidades puntuales. Existen multitud de bancos de este tipo, con diferentes sistemas de trabajo y condiciones. Entre los más conocidos figuran el Banco Sol, de Bolivia, el Banco Mundial de la Mujer (Women’s World Banking), que trabaja sobre todo en América Latina, el SEWA de la India y, sobre todo, el Grameen Bank de Bangladesh. El Grameen Bank, que significa Banco del Pueblo, fue fundado a finales de los años 70 por el profesor de economía Muhammad Yunus (Yunus, 1998), a fin de dar pequeños prestámos a los sectores pobres que, por carecer de acceso a los bancos comerciales, eran dependientes de los usureros y prestamistas locales. Con el tiempo, y gracias en parte al apoyo de organizaciones internacionales, como el banco mundial, se ha convertido en la mayor institución financiera de Bangladesh, donde cuenta con más de 2’3 millones de prestatarios, de los cuales el 94% son mujeres, estando presente en unos 37.000 pueblos, más de la mitad del país. El 90% del banco es propiedad de los propios usuarios, mientras que el 10% restante pertenece al gobierno. Sus préstamos tienen una cuantía media de 160 dólares, y, gracias a la alta rentabilidad que suelen tener las inversiones realizadas, su tasa de devolución es del 95%, superior incluso a la de los bancos normales. El Grameen Bank ha tenido un notable éxito y un impacto positivo sobre la población pobre, aunque no exenta de algunas críticas (Rahman, 1999) respecto a las tensiones personales, familiares y sociales que acarrea la presión para devolver los créditos. En cualquier caso, esta iniciativa ha actuado como un modelo para otros muchos países que han imitado su sistema. En los años 90, más de 4.000 personas de 100 países han recibido capacitación en él, lo que ha permitido la creación de 223 experiencias similares en 58 países. Como consecuencia de su éxito, y a fin de contribuir a la creación de unos sistemas de sustento sostenibles para los más pobres, el Grameen Bank amplió su campo de actividades y, además de prestar créditos, comenzó a promocionar la creación de microempresas de pesca y regadío. En la actualidad existen diversas fundaciones vinculadas al banco que se encargan de apoyar la creación de pequeñas empresas en diferentes sectores, desde la comercialización de productos agrícolas hasta la telefonía, la energía o el acceso a internet. De hecho, el Grameen Cybernet Ltd., que comenzó su andadura en 1996, es la empresa líder en la provisión de acceso a internet en el país. El éxito del Grameen Bank se debe en gran parte a la metodología y las cautelas con las que se administran los créditos. El banco suele expandir sus actividades a nuevas zonas mediante el desplazamiento de una unidad, compuesta por un gestor de campo y varios empleados, que cubre unas veinte aldeas. Su primera función consiste en familiarizarse con el medio local, identificar a la clientela potencial y explicar los objetivos y métodos del banco. Posteriormente se forman grupos de cinco miembros, frecuentemente mujeres, de los cuales al principio sólo dos pueden obtener préstamos. Sólo cuando éstos pagan el crédito y los intereses (en un plazo de 50 semanas), el resto de los miembros pueden pedir créditos, lo cual conlleva la existencia de una presión por parte del grupo que garantiza la claridad de las cuentas y las devoluciones (Martin, 1998). Aunque los mecanismos de funcionamiento varían entre los diferentes bancos de pobres existentes, algunas de las características apuntadas parecen ser condiciones habituales para su viabilidad, es decir: a) el realizar un acompañamiento cercano a los prestatarios, delimitando los tipos de actividad en los que se pueden emplear los créditos y, con frecuencia, asesorándoles sobre las inversiones más adecuadas; b) promover la creación de grupos de prestatarios y su responsabilidad colectiva a fin de garantizar las devoluciones, permitiendo recomponer los fondos con los que conceder nuevos préstamos; y c) complementar la concesión de créditos con otras actividades (asesoramiento sobre actividades viables, formación profesional, fomento del asociacionismo, etc.). N. Z. Bibliografía
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