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Trabajo infantilMarlen EizagirreTrabajo realizado por menores de quince años, o por menores de la edad de finalización de la escolaridad obligatoria cuando ésta es superior a la de los quince años, según la OIT. Un criterio clave en la definición del trabajo infantil es la determinación de una edad mínima para trabajar, límite que suele reflejar la opinión que tiene una determinada sociedad sobre la evolución de las capacidades y responsabilidades de los niños. La oit, en su Convención nº 138 sobre la Edad Mínima Laboral, del año 1973, fijó como edad mínima general la de 15 años, así como, más específicamente, una edad mínima de 12 ó 13 años para los trabajos ligeros, y de 18 años para los peligrosos. Muchos países hacen esta misma distinción, con edades mínimas de 12 y de 16-18 años respectivamente. El concepto de trabajo infantil abarca una gama de actividades muy diferentes. Algunas de ellas entran en la categoría de la explotación laboral infantil, cuando las condiciones de trabajo dificultan la escolarización, y cuando son abusivas, peligrosas o nocivas para su bienestar y, en definitiva, afectan a su desarrollo físico, mental, social o espiritual. Por el contrario, algunas otras actividades pueden ser beneficiosas y estimuladoras del desarrollo del niño en todos esos planos, sin interferir en su escolarización. Entre esos dos polos existe una gran diversidad de situaciones, por lo que considerar todo trabajo infantil como igualmente inaceptable representa una simplificación inadecuada. En lo que se refiere al trabajo infantil en condiciones de explotación, la UNICEF considera como tal el que presenta alguna de las siguientes características: trabajo a tiempo completo a edad demasiado temprana; horario laboral prolongado; trabajo que producen inadecuadas tensiones físicas, sociales o sicológicas; trabajo y vida en la calle en malas condiciones; remuneración insuficiente; excesiva responsabilidad; trabajo que obstaculiza la escolarización; trabajo que socavan la dignidad y autoestima, como la esclavitud, el trabajo servil o la explotación sexual; y, en definitiva, trabajo que perjudica el pleno desarrollo social y sicológico (UNICEF, 1997). Por lo tanto, la explotación laboral infantil tiene diferentes modalidades, que pueden agruparse en siete tipos principales de trabajo: doméstico; servil o forzoso; de explotación sexual con fines comerciales; industrial y en plantaciones agrícolas; en la calle; para la familia; y de las niñas. Los niños son a veces preferidos por resultar más dóciles, rápidos, ágiles y baratos que los adultos. Pero suelen tener más riesgos de sufrir accidentes, debido a la inseguridad de sus condiciones laborales, su inexperiencia, la fatiga, o a que los lugares de trabajo están diseñados para los adultos. El trabajo infantil ha existido siempre a lo largo de la historia, sobre todo como apoyo a la familia en las labores domésticas o agropecuarias. Pero la naturaleza de este trabajo varió en muchos países con la industrialización, que supuso la salida de los niños sus casas para ser empleados en los talleres como mano de obra barata. En la actualidad, el trabajo infantil viene causado por la pobreza, las carencias en servicios sociales básicos y, en algunos casos, el peso de la tradición. La inmensa mayoría de los niños trabajadores viven en países del tercer mundo: la mitad en Asia, un tercio en África y una quinta parte en América Latina. Además, su número ha aumentado en los años 90 en la Europa Central y del Este, como consecuencia de su convulsa transición hacia la economía de mercado. Lo mismo ha ocurrido en algunos países industrializados, como resultado del crecimiento del sector de servicios y de la flexibilización laboral (UNICEF, 1997). Existen diversas estrategias en marcha con el objeto de erradicar el trabajo infantil. Una de ellas es la propuesta de sanción comercial o de boicot hacia productos, empresas o países que exploten mano de obra infantil. Otra consiste en promover leyes que prohiban este tipo de trabajo. Sin embargo, diferentes movimientos y organizaciones que realizan actividades de apoyo a esos niños, estiman que las medidas mencionadas son estériles, e incluso contraproducentes, en la medida en que no se atajen las causas complejas del problema, en particular las condiciones de pobreza subyacentes. En este sentido, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (OIT-IPEC), surgido en 1991 bajo el impulso de la OIT y en el que participan 97 países, tiene como meta la eliminación progresiva de esta práctica a través del fortalecimiento de la capacidad de los países para hacerle frente y de la creación de un movimiento de alcance mundial sobre la materia. Recientemente se han realizado varios encuentros internacionales sobre esta problemática, de diferente naturaleza, En 1997, un año particularmente intenso, se celebró la Conferencia de Amsterdam sobre este tema; la I Reunión Iberoamericana de Ministros de Trabajo en Cartagena de Indias; la Conferencia Internacional sobre el Trabajo Infantil, celebrada en setiembre en Oslo bajo el auspicio de agencias como la OIT y UNICEF; así como el mundialito, celebrado por los niños trabajadores en Lima (Arias, 1998). El Plan de Acción aprobado en la citada Conferencia de Oslo es particularmente relevante. En él se exhorta a los gobiernos a: a) Ratificar y poner en práctica la Declaración sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (ver derechos de la infancia), la Convención nº 138 de la OIT; y la nueva Convenio de la oit sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil, aprobada por la OIT en junio de 1998 y que entró en vigor el 19 de noviembre de 2000. b) Incrementar la financiación de proyectos que ayuden a los niños a dejar de trabajar y mejorar su educación. c) Subsidiar a las familias por las pérdidas económicas del cese del trabajo infantil. d) Combatir la pobreza mediante programas de ayuda que promuevan el crecimiento económico, la educación y la salud. e) Examinar los programas de desarrollo existentes para mejorar su eficiencia. f) Mejorar los sistemas de información sobre el problema en los países en desarrollo, para comprenderlo mejor y atajarlo con mayor efectividad. Por su parte, la NAT, red de movimientos de niños y adolescentes trabajadores, realizó en 1997 diversas iniciativas en defensa de sus reivindiaciones, defendiendo su derecho a trabajar, pero en condiciones de libertad y dignidad, sin abusos, explotación, o malos tratos. Por su parte, numerosas ong[ONG, Redes de, ONG (Organización NoGubernamental)] vienen realizando diferentes actividades y campañas de protección de los niños, denuncia de sus problemas y sensibilización social. Una de las organizaciones más relevantes es la Coalición del Sur de Asia contra la Servidumbre Infantil (SACCS), impulsora de la Marcha Mundial contra el trabajo infantil celebrada en 1998, y que trabaja para la liberación, rehabilitación y defensa de los derechos de los niños esclavos, así como para la sensibilización al respecto. Otro campo de actividad es el de la creación de un etiquetado social, en la que destaca la organización Rugmark, que concede homologación a los exportadores de alfombras que se compromenten a no emplear a niños menores de 14 años y a pagar salarios acordes con la reglamentación sobre salarios mínimos de su país. Otras organizaciones centran sus actividades en el campo de la presión política, como la boliviana Defensa de los Niños Internacional. M. E. Bibliografía
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