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Enfoque del Marco LógicoMíchel SabalzaMetodología para la identificación y planificación de proyectos. El Enfoque del Marco Lógico (EML) fue elaborado a principios de los años 70 por una consultora privada de Estados Unidos. Posteriormente ha sufrido diversas modificaciones e interpretaciones por las distintas agencias de cooperación que la han ido adoptando. Actualmente algunos organismos de cooperación la están reemplazando por otros métodos más flexibles y centrados en la participación de la comunidad beneficiaria en las distintas fases de los proyectos. No obstante, el EML fue la primera metodología propiamente dicha para la planificación de proyectos: con su implementación comenzó a realizarse una práctica de cooperación al desarrollo asentada en propuestas bien estructuradas y sistematizadas, a diferencia de lo que ocurría en períodos anteriores. Además, una gran parte de las distintas metodologías que han surgido con posterioridad tienen su origen o bien en una adaptación o bien en una crítica al EML, de modo que es importante su conocimiento por parte de quienes se dedican a la cooperación al desarrollo. El objetivo de esta metodología es llegar a una propuesta de intervención en un lugar concreto para una población determinada y con unos objetivos precisos. Para ello establece una serie de pasos bien guiados que han de conducir a un análisis sistemático de la zona en la que se quiere trabajar y, posteriormente, apoyándose en ese análisis, se propone un proyecto con todos sus elementos claramente definidos. Estos pasos son los siguientes: 1) Análisis de Problemas Se trata de ordenar en una relación de causa efecto todos los estados negativos (problemas) que se presentan en la zona. Se parte del llamado Problema Central y preguntándose por sus causas se va elaborando un árbol de problemas. En el ejemplo que se esquematiza a continuación, el Problema Central es “La población joven emigra” y se determina que esto es así por dos causas: “No encuentran trabajo” y “Hay escasos servicios sociales y de diversión”. A su vez, cada uno de estos dos últimos problemas tienen sus causas, y así sucesivamente. 2) Análisis de Objetivos Partiendo de los problemas identificados, se establecen los objetivos deseables y alcanzables, formulando cada uno de dichos problemas como un estado positivo al que se quiere llegar. Al árbol de problemas descrito más arriba le podría corresponder el siguiente árbol de objetivos. 3) Análisis de Estrategias El conjunto de objetivos establecidos se pueden agrupar en subconjuntos, llamados estrategias, determinados por su afinidad sectorial. Esto es, habrá un cierto número de objetivos relacionados con infraestructuras, otros con producción, salud, etc. Para el ejemplo que venimos siguiendo se pueden establecer dos estrategias: “Trabajo” y “Servicios Públicos”. Una vez identificados estos subconjuntos se selecciona uno de ellos de acuerdo a distintos criterios fijados por el propio equipo de planificación. Por ejemplo, un criterio determinante para seleccionar una u otra estrategia puede ser la especialización del organismo ejecutante del futuro proyecto. Otros criterios pueden ser la factibilidad de conseguir resultados, el coste estimado, el plazo previsto de ejecución, el grado de dificultad, etc. Supongamos que en nuestro ejemplo seleccionamos la estrategia “Trabajo”. 4) Matriz de Planificación del Proyecto (MPP) La MPP recoge todos los elementos del proyecto que se pretende realizar y parte del Análisis de Estrategias realizado. Esta Matriz es una tabla de doble entrada con cuatro columnas y cuatro filas, como se ilustra a continuación. La forma de ir dando contenido a esta matriz por parte del equipo de planificación es en el siguiente orden de columnas: 1) Lógica de Intervención; 2) Hipótesis; 3) Indicadores y Fuentes de Verificación simultáneamente, y 4) Medios y Costes. 4.1. Lógica de Intervención 4.1.1. En primer lugar se define el Objetivo Específico (OE). Éste se deriva de los objetivos situados en los niveles superiores de la estrategia seleccionada previamente. Para su formulación es siempre recomendable expresarlo en términos que signifiquen algún beneficio directo y medible para la población beneficiaria. Por ejemplo, un Objetivo Específico se podría formular de la siguiente manera: “Las personas que han participado en el plan de Formación Profesional encuentran trabajo estable después de tres meses de finalizados sus estudios”. Mientras que una manera de formularlo en forma de beneficio indirecto sería: “Las personas que han participado en el plan de Formación Profesional superan las pruebas de aptitud realizadas en la escuela”. En este segundo caso cabe la posibilidad de que nunca encuentren trabajo (a pesar de haber superado los exámenes), cuando era ésta la idea que dio origen al proyecto.
Además, el contenido del OE debe llevar implícita la idea de sostenibilidad. Es decir, no se trata de conseguir algún tipo de beneficio en un plazo concreto, sino que debe expresar la voluntad de que dicho beneficio permanezca indefinidamente. 4.1.2. El Objetivo General (OG) se deduce del OE y debe ser una consecuencia de éste. Normalmente con un solo proyecto no se puede alcanzar el OG, sino que tan sólo se puede contribuir a alcanzarlo en alguna medida. Para establecer el OG nos podemos preguntar ¿qué ocurrirá si las personas que han sido capacitadas encuentran trabajo estable?, ¿cuál es el escenario futuro a medio plazo que alcanzaremos si logramos el OE? Una respuesta podría ser: “Se reduce la emigración de la población joven en la zona”. 4.1.3. En tercer lugar se diseñan los Resultados necesarios para conseguir el OE que se haya establecido. En síntesis se trata de definir los hechos tangibles o visibles suficientes para alcanzar el OE. Para el ejemplo que vamos siguiendo, los resultados esperados podrían ser los siguientes: Resultado 1: “La oferta educativa del centro de FP se adecua a las necesidades de las empresas de la región”; Resultado 2: “Ampliado y equipado el actual centro de Formación Profesional”, y Resultado 3: “El cuerpo docente del centro de FP es capaz de llevar adelante el plan de estudios”. 4.1.4. Finalmente, dentro de la columna Lógica de Intervención, se determinan las actividades que será necesario realizar para conseguir cada uno de los tres resultados establecidos. En este punto es conveniente imaginar que los resultados ya están alcanzados y entonces comenzar a planificar todas las actividades que deberemos realizar. Así, podemos decir A.1.1. (actividad 1 para el resultado 1): “Realizar un diagnóstico de la demanda de mano de obra cualificada en la región”; A.1.2. (actividad 2 para el resultado 1): “Hacer un análisis de tecnologías empleadas y cualificación de operarios ocupados en las empresas industriales”...; A.2.1. (actividad 1 para el resultado 2): “Contratar los servicios de arquitectos”. En general, el nivel de detalle en la definición de las actividades no tiene por qué ser muy alto, ya que esto se puede llegar a establecer con más precisión asignando las responsabilidades operativas por parte de la dirección del proyecto. Es importante subrayar que, de cara a la Lógica de Intervención, el equipo de planificación debe verificar de forma exhaustiva: a) que todas las actividades planificadas son suficientes para conseguir los resultados definidos; b) que parece realista la relación de causalidad establecida entre estos últimos y el Objetivo Específico; c) que es verosímil suponer que alcanzando el Objetivo Específico contribuiremos al logro del Objetivo General. Esto es lo que nos habla de la coherencia del proyecto planteado, siendo de capital importancia para garantizar que la acción de desarrollo que se propone sea consistente y pueda responder a una problemática bien identificada. 4.2. Hipótesis En el apartado anterior se ha establecido una relación lógica entre actividades – resultados – objetivos, en el sentido de que presuponemos que si realizamos las primeras llegaremos a los resultados y éstos nos conducirán a los objetivos. Pero ¿podemos estar totalmente seguros de que ocurrirá así? La respuesta, obviamente, es no. Siempre puede surgir algún imprevisto no controlable por el equipo de ejecución del proyecto que rompa esa lógica. Las Hipótesis son factores ajenos al control del proyecto que deben ocurrir para que se verifique la lógica de intervención establecida. En este apartado el equipo de planificación tiene que hacer un esfuerzo para adelantarse en el futuro y visualizar los hechos que deben ocurrir para garantizar que todo irá según lo previsto. Para ello desempeña un importante papel la experiencia acumulada con la ejecución de otros proyectos y el conocimiento profundo de la región donde se realizará el proyecto que se está planificando. Para formular las Hipótesis hay un procedimiento que se puede ordenar en las siguientes etapas: 4.2.1. La Hipótesis tiene que ser un hecho verdaderamente ajeno al control del proyecto (en caso contrario se incluiría como actividad, resultado…, en la Lógica de Intervención) y debe estar formulada en términos favorables para el desarrollo del proyecto (estaría mal formulado si decimos “Las autoridades locales están en desacuerdo con el proyecto”; la manera correcta de formularla sería “Las autoridades locales están de acuerdo con el proyecto”). 4.2.2. ¿Es importante que ocurra la hipótesis para el desarrollo del proyecto? Por ejemplo, ante la hipótesis “Las autoridades locales son favorables al desarrollo del proyecto” la respuesta es “Sí”, ya que en caso contrario podrían negar el permiso de ampliación del centro de FP. Además, esta hipótesis se coloca al nivel de “Actividades” (y no en otro), ya que en caso de no cumplirse podría interferir entre “La contratación de arquitectos” y “La compra de materiales de construcción” por una parte, y “Ampliación del centro de FP” por otra. 4.2.3. ¿Qué probabilidad hay de que ocurra la Hipótesis? Ante esta pregunta se establecen tres distintos niveles de probabilidad. 4.2.4. ¿Se puede modificar la estrategia del proyecto para que la hipótesis deje de ser importante? Es destacable la salida tan extrema que se propone desde el EML cuando se llega a esta última respuesta. Pero tiene sentido, ya que, siguiendo con nuestro ejemplo, estamos casi seguros de que las autoridades no van a conceder el permiso de ampliación del centro y esto es ineludible para introducir nuevas especialidades en el mismo. Por lo tanto, sería mejor no arriesgar recursos, al menos en la dirección identificada, porque es muy probable que encontremos obstáculos insalvables. Las hipótesis que están por debajo del nivel de “Actividades” se llaman “Condiciones Previas” y son las circunstancias ajenas al control del proyecto que deben darse para que podamos iniciar las actividades. Finalmente, al nivel del “Objetivo General” no hay hipótesis ya que por encima de dicho objetivo no existe nada. 4.3. Indicadores y Fuentes de Verificación Hasta ahora se han explicado los resultados y objetivos de una forma que podríamos llamar narrativa. Por lo tanto, sería conveniente precisar más cuál es la situación a la que se pretende llegar a través de unos indicadores para cada objetivo y cada resultado. Y además hay que hacerlo de tal modo que dichos indicadores sean objetivamente verificables; esto es: distintos observadores han de llegar a las mismas conclusiones respecto al grado de cumplimiento de resultados y objetivos. Esto sólo se puede lograr traduciendo a números lo que antes se ha expresado en forma narrativa. Para ello es necesario indicar cuánto de qué producto o condición y en qué período de tiempo. Además, en el caso de que sea oportuno, el indicador también deberá recoger quién es el grupo al que se refiere la medición y dónde se localiza ese grupo. Pero además de expresar estas características también se debe decir cuál es la fuente de información a la que hay que acudir para la verificación del cumplimiento del indicador, ya que en caso contrario, dos observadores diferentes podrían acudir a fuentes distintas y llegar a conclusiones divergentes, que es precisamente lo que se trata de evitar. Para el caso del ejemplo que seguimos se ha elegido como indicador del Objetivo General relativo a la reducción de la inmigración el siguiente: “La tasa de crecimiento (qué) de la población joven (entre 18 y 25 años) (quién) que habita en los barrios marginales (dónde) se incrementa un 20% (cuánto) a los dos años de iniciado el proyecto y se estabiliza en los sucesivos años (cuándo)”. En este caso, si suponemos que estamos en una ciudad de 50.000 habitantes y que no existen datos fiables sobre el saldo migratorio, habrá que recurrir a otros indicadores menos directos como el elegido: tasa de crecimiento, que si bien no mide directamente la emigración sí tiene una correlación muy directa con ella. A diferencia de los resultados y objetivos, que sí suelen admitir cierto grado de medición variable, las actividades normalmente o se hacen o no se hacen, no cabe una escala intermedia en el grado de realización, por lo que no tiene mucho sentido establecer indicadores para dichas actividades. En su lugar se expresan los medios y costes necesarios para la ejecución del proyecto. 4.4. Medios y costes Siguiendo la relación de actividades identificadas en la columna correspondiente, se van estableciendo todos los medios (humanos y técnicos, relacionados directamente con una actividad o con el conjunto de ellas) necesarios para que efectivamente podamos realizar las actividades. En la columna siguiente se especifica el coste monetario de cada recurso técnico o humano. 5) Calendario de actividades Con el objetivo de tener una idea precisa de la duración prevista del proyecto, es necesario determinar cuánto estimamos que nos va a llevar realizar cada una de las actividades recogidas en la MPP. Además, como hemos visto, dichas actividades han sido definidas sin demasiada exhaustividad en la columna de Lógica de Intervención. El EML sugiere aprovechar el calendario de actividades para desagregarlas hasta donde el equipo de planificación considere que tiene sentido hacerlo. En la tabla siguiente se ofrece un ejemplo de calendarización de actividades siguiendo el caso de la MPP que se describe en el punto 4. Con esto quedan completadas las distintas etapas del Enfoque del Marco Lógico. Pero tan importante como sus contenidos es la forma en en que se trabaje con ésta metodología. La manera más idónea de hacerlo es en un pequeño equipo de no más de 10 personas, todas ellas de la comunidad beneficiaria y con un moderador conocedor de la metodología cuyo papel es simplemente ordenar el contenido de las sesiones de planificación y aclarar posibles dudas metodológicas que surjan entre los participantes. No obstante, esta manera de trabajar con el EML no siempre es posible; bien porque ciertas características de la población (como por ejemplo su condición de analfabetos, su escaso hábito de trabajo en equipo…) o bien por las características del propio proyecto (como podría ser su carácter de emergencia o el hecho de tratarse de un proyecto muy pequeño). En esas condiciones, el Enfoque del Marco Lógico puede no ser el mejor camino para identificar un proyecto, por lo que, ante cada situación, quien planifique, deberá escoger según su criterio cuál es la manera adecuada de llegar a establecer los objetivos del proyecto. M. S. Bibliografía
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