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Diagnóstico Rural Participativo (DRP)Néstor ZabalaEnfoque que agrupa diversos métodos y técnicas orientados a que la población local analice su realidad, exprese sus problemas y prioridades, y utilice la información generada por su análisis para llevar a cabo el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de los proyectos de desarrollo. Es por tanto un enfoque que busca dar la voz a la población vulnerable y propiciar un proceso para su empoderamiento, a diferencia de otro enfoque que le precedió en el tiempo, el diagnóstico rural rápido (drr), que se utiliza meramente para recabar información por parte de especialistas externos. Por consiguiente, en el DRP el papel del agente externo no es el de un investigador que extrae información para diseñar un proyecto, sino el de un facilitador que alienta la participación, la concienciación y el empoderamiento para el cambio en sus vidas. El DRP nació a finales de los años 80 y forma parte de la corriente compuesta por diversos enfoques participativos en el campo del desarrollo, algunos existentes ya desde la década de los 70. A pesar de su concepción inicial y de su propio nombre, el DRP ya no se utiliza sólo para el diagnóstico, sino para todas las fases de la vida de un proyecto. Del mismo modo, en la actualidad no se emplea exclusivamente en áreas rurales, sino también en zonas urbanas y para todo tipo de intervenciones de desarrollo y acción comunitaria: desarrollo rural, gestión de recursos naturales, establecimiento de los derechos a la tierra de los indígenas, resolución de conflictos, violencia urbana, prevención de sida, gestión de parques naturales, empoderamiento de las mujeres, etc. Una de las principales aportaciones del DRP, como de otros enfoques participativos, es que abre las puertas a que las políticas públicas y las intervenciones de cooperación para el desarrollo puedan ser influidas por las percepciones de los pobres y vulnerables, haciéndolas más ajustadas a sus necesidades. En este sentido, el DRP y el resto de los enfoques participativos han sido objeto de una creciente atención y aplicación por parte de ONG, gobiernos y agencias multilaterales, no sólo por su utilidad de cara a promover la participación y el empoderamiento, sino también porque favorecen la eficiencia y la sostenibilidad de los proyectos. Igualmente, ha logrado una amplia difusión geográfica, habiéndose implantado primero en países del Sur y posteriormente también en países del Norte. Además, ha experimentado una vigorosa expansión en cuanto a sus métodos y técnicas, habiendo contribuido a la gestación de otros nuevos enfoques, relacionados con él aunque diferentes, como el seguimiento y evolución participativos (sep) y el análisis participativo de la pobreza (app). El DRP nace en gran parte gracias al impulso de Robert Chambers, del Institute of Development Studies de la Universidad de Sussex, Inglaterra. Según el propio Chambers (1997), fueron cinco las corrientes que sirvieron de base a su alumbramiento: a) La investigación-acción participativa (IAP), que nace de las propuestas del pedagogo brasileño Paulo Freire con su obra Pedagogía de los oprimidos, de 1968, así como de la experiencia de la educación popular en la concienciación de los movimientos populares en América Latina. La IAP le ha aportado al DRP no tanto métodos sino, más bien, dos concepciones teóricas básicas: por un lado, que los pobres y marginados pueden y deben ser empoderados, y que a tal fin están capacitados para realizar ellos mismos sus investigaciones, análisis y planes; y, por otro, que los agentes externos deben actuar como meros catalizadores y facilitadores, aprendiendo de la comunidad y de su compromiso en la acción. b) El Análisis de Sistemas Agroecológicos, desarrollado en la Universidad de Chiang Mai, Tailandia, a finales de los 70, que aportaron al DRP diversas técnicas propias de las ciencias medioambientales. Estas técnicas se han hecho después más accesibles, visuales y participativas a fin de facilitar su empleo con la población, y entre ellas destacan los análisis espaciales (mapas, transectos o paseos a lo largo de un camino preestablecido), los análisis temporales (calendarios estacionales, historia agrícola de la zona), los análisis de flujos y relaciones (diagrama de causa-efecto, árboles de decisión, lista de prioridades). c) La Antropología Social Aplicada, que en los 80 aportó a los estudios sobre el desarrollo diversas ideas, enfoques y métodos, entre los que destacan los siguientes: la estimación de la riqueza y validez del conocimiento de la población rural; la diferenciación entre el marco mental, las categorías y la visión del mundo que tiene el agente externo y los que tiene la población local; la idea del aprendizaje en el terreno como un arte flexible más que como una ciencia rígida, y el valor de la residencia en el terreno, de la relación humana con la comunidad y de la observación relajada, sin prisas. d) La investigación de sistemas agrícolas de campo. La investigación sobre los sistemas agrícolas trataba de comprender la complejidad de éstos, pero a veces se veía dificultada por lo prolijo de sus mediciones cuantitativas. Así, a finales de los 80 y principios de los 90 surgió esta corriente alternativa, que reconocía las capacidades de los campesinos para experimentar e investigar en materia agrícola, por lo que merecían un mayor protagonismo en la investigación. Este enfoque aportó al DRP la comprensión sobre: la complejidad, diversidad y propensión al riesgo de muchos sistemas agrícolas; el conocimiento, profesionalidad y racionalidad de los campesinos pobres; la mentalidad y conducta experimental de éstos, y su capacidad de realizar sus propios análisis. e) El diagnóstico rural rápido, ya mencionado, que es un método que atribuye importancia a los conocimientos de la población local, y que se orienta a obtener información de ésta pero sin propiciar su participación activa en los proyectos de desarrollo. En los años 80 se le incorporó la noción de “participación”, dando así lugar al DRP.
Fuente: Chambers (1997:105) El diagrama adjunto muestra los tres pilares en los que se basa el DRP: a) Los métodos y las técnicas, que son innovadoras y pasan de ser cerradas a ser abiertas y flexibles, de individuales a grupales, de verbales a visuales, de medir a comparar. b) Las actitudes, conductas y comportamientos de los agentes de desarrollo, que no dominan el proceso sino que ceden la batuta a la población para catalizar y facilitar su participación. c) El sentimiento de compañerismo entre los agentes externos y la población, que lleva a compartir la información, los métodos, los conocimientos y las experiencias sobre el terreno. Un sentimiento de compenetración relajada es necesario para posibilitar la participación local. El DRP utiliza técnicas muy diversas para facilitar la expresión, el debate y el análisis por parte de la comunidad. En efecto, la orientación básica del DRP es que la propia población local realice la planificación, el presupuesto, la implementación, el seguimiento y la evaluación de los proyectos. Por eso, sus técnicas y métodos tienen como base el ceder la batuta, tiza o lápiz a las personas locales para que sean ellas las analistas, observadoras, investigadoras, historiadoras, diagramadoras, cartógrafas, planificadoras y presentadoras de sus análisis. La mayoría de las técnicas son visuales y utilizan materiales muy sencillos (semillas, dibujos en el suelo, semillas, etc.), a fin de que también los pobres y analfabetos se sientan cómodos y participen en las discusiones. Utilizando una combinación de tales técnicas se puede contrastar la información obtenida y construir una imagen detallada que exprese la complejidad y diversidad de la realidad de la población local incluso mejor que la que proporcionan las técnicas convencionales, como son los cuestionarios. Muchas de tales técnicas se comparten con otros enfoques, como el Diagnóstico Rural Rápido, al tiempo que otras nuevas van inventándose continuamente. Algunos de los principales métodos y técnicas son los siguientes: – Hazlo tú mismo: los agentes externos, en lugar de formular preguntas al llegar a la comunidad, pueden participar en las actividades del día a día, como recoger leña o agua, construir casas o trabajar en el campo. – Análisis local de fuentes secundarias: la comunidad puede analizar datos e información de materiales llevados por el agente externo, como informes o fotografías aéreas, a fin por ejemplo de identificar tipos de suelo, conservación del mismo, tenencia de la tierra, etc. – Realización de mapas y maquetas: la población los puede hacer sobre el papel o en el suelo con diversos materiales (tizas, palos, semillas, especias, piedras), reflejando multitud de aspectos, como la distribución espacial de la aldea, los recursos hídricos, los bosques, la composición de la población, su situación sanitaria, la distribución de minas antipersona, etc. Es un método muy habitual, que permite utilizar después otros métodos, como los ránking de bienestar, los transectos o los diagramas de relaciones. – Líneas de tiempo y análisis de tendencias y cambios: consisten en listados cronológicos de eventos o cambios acaecidos, y de sus causas. Por ejemplo, el análisis histórico de la presencia en la zona de diversas ONG y su impacto, o de los cambios habidos en el sistema agrícola. – Calendarios estacionales: representación por estaciones y mes a mes, con materiales como semillas o similares, de aspectos como la distribución de los días de lluvia, la presencia de enfermedades, los ciclos de cosecha, los trabajos de las mujeres, las fuentes de ingreso, los endeudamientos o las migraciones. – Análisis del uso del tiempo diario: estudio del tiempo dedicado a diferentes actividades, muy utilizado para constatar el diferente reparto del trabajo entre hombres y mujeres y también según la dureza del trabajo. – Diagrama de Venn o Chapati: identifica individuos e instituciones importantes dentro y fuera de la comunidad y sus relaciones, representándolas mediante círculos en el suelo o con círculos de papel. – Diagramas de relación: expresa relaciones, flujos, conexiones, causas y efectos de diferentes tipos (procesos y secuencias, migraciones, contactos sociales, etc.). – Ránking de riqueza o bienestar: consiste en una lista jerarquizada para identificar los diferentes niveles sociales de familias o personas dentro de una comunidad, basándose en indicadores y criterios definidos por la propia población según su propia interpretación de la riqueza. – Análisis de diferencias: identificación de las diferencias entre los diversos grupos sociales (según riqueza o pobreza, ocupación, género, edad), incluyendo sus problemas y preferencias. – Ránking y puntuación de matriz: utilizando una matriz de diferentes especies de árboles, suelos, variedades de cultivos, etc., se comparan y puntúan utilizando unidades para contar (como semillas o piedras). N. Z. Bibliografía
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