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Conocimiento de la población ruralNéstor ZabalaConocimientos y experiencia de las sociedades tradicionales, acumulados empíricamente y transmitidos de generación en generación, en materias como la agricultura y ganadería, los recursos naturales, la ecología, el clima, la salud, la tecnología y otras. Además del concepto conocimiento de la población rural, la bibliografía especializada utiliza otros términos similares, como conocimiento indígena, conocimiento técnico indígena, o sistemas de conocimiento indígena. Todos ellos se refieren al conjunto de saberes y destrezas que conforman el acervo cultural de una sociedad tradicional y que determinan su capacidad de relacionarse con el medio. El conocimiento tradicional de las poblaciones rurales ha sido largamente menospreciado en los enfoques sobre el desarrollo y sobre la ayuda internacional predominantes, cuando menos, hasta finales de los años 70, como indican Scoones y Thompson (1993a). Entre la década de los 50 y 70, aproximadamente, impera una concepción del desarrollo como proceso de “modernización” orientado al aumento de la productividad, mediante la transferencia de tecnología occidental al tercer mundo, como ocurrió por ejemplo con la revolución verde. Dicha tecnología avanzada, considerada como científicamente superior, debería utilizarse para transformar y modernizar las pautas productivas y los sistemas de sustento de los campesinos. A finales de los años 70, sin embargo, el trabajo de diversos antropólogos comienza a cuestionar esa visión y a subrayar la necesidad de que la investigación formal estudie más profundamente los conocimientos locales, ya que constituyen un recurso válido para mejorar la sostenibilidad de las estrategias de desarrollo rural. Este nuevo enfoque aparece en el marco de una corriente más amplia en los estudios sociales y de desarrollo que revalorizan no sólo los conocimientos, sino también los criterios y opiniones de las poblaciones locales, y que defienden su participación en su propio proceso de desarrollo. En efecto, inspirados por Paulo Freire y promovidos por Robert Chambers (1983) entre otros, desde la década de los 70 se asiste a la configuración de diversos enfoques participativos, como el diagnóstico rural participativo, que buscan la implicación de las comunidades en el diagnóstico, ejecución, seguimiento y evaluación de los proyectos de desarrollo. En ellos, los agentes externos aparecen como simples facilitadores del proceso de análisis, en lugar de como técnicos ocupados en la implantación de métodos y técnicas desde el exterior. Desde entonces se ha extendido la conciencia sobre la gran riqueza y utilidad práctica que los conocimientos locales encierran, no sólo en cuanto a la tecnología agrícola, sino también en cuanto a diversas facetas de la cultura. La revalorización de los conocimientos y técnicas indígenas, de los que se subraya su carácter sostenible y altamente ajustado a las condiciones agroecológicas locales, han contribuido también al desarrollo del enfoque de las tecnologías apropiadas. Del mismo modo, el conocimiento local ha sido progresivamente incorporado a los proyectos y programas de desarrollo de diferentes agentes, sobre todo por las ong[ONG, Redes de, ONG (Organización NoGubernamental)], y de forma tímida por parte de los grandes centros de investigación agrícolas financiados por agencias como Naciones Unidas o el Banco Mundial, agrupados en el CGIAR (Consultative Group for International Agricultural Research). Los conocimientos indígenas resultan valiosos en diferentes planos a la hora de diseñar y ejecutar proyectos de desarrollo. Por un lado, multitud de conocimientos técnicos tradicionales son aplicables, como pueden ser los métodos de reproducción del árbol ficus nemoralis en los proyectos agroforestales de Nepal, o los sistemas indígenas de clasificación de tipos de suelo en Zambia. Por otro lado, los conocimientos locales son el punto de partida de las estrategias de afrontamiento que llevan a cabo las víctimas de los desastres para resistir a éstos, estrategias que algunos proyectos buscan reforzar como uno de los mecanismos más eficaces de proporcionar la ayuda. En tercer lugar, en relación con lo anterior, los conocimientos y destrezas locales constituyen parte de las capacidades de la población, cuya consolidación permite reducir su vulnerabilidad (ver análisis de capacidades y vulnerabilidades). La revalorización de los conocimientos de la población local, además, ha suscitado un creciente debate y conflicto en torno a los derechos de propiedad intelectual sobre plantas y semillas, pues las comunidades indígenas denuncian que sus conocimientos sobre la biodiversidad están siendo apropiados, registrados y explotados comercialmente por las multinacionales. Un ejemplo clásico es el del árbol neem, usado tradicionalmente en la India como pesticida natural, a pesar de lo cual una compañía química norteamericana afirma tener los derechos de venta de sus semillas en todo el mundo. N. Z. Bibliografía
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