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Fondo rotatorioNéstor ZabalaFondo común formado por un grupo al que cada miembro ingresa periódicamente una cantidad y del que puede obtener rotativamente préstamos o aportaciones a fondo perdido. Los Fondos Rotatorios o ROSCAS (Rotating Saving and Credit Associations) constituyen el mecanismo de microfinanciamiento más habitual en los países en desarrollo. Se han utilizado de forma tradicional en numerosos países bajo diferentes nombres: tontine en Camerún y Senegal, susu en Ghana, esusu en Nigeria, stockvel en Sudáfrica y bishi en India. En la actualidad, muchos fondos cuentan con el apoyo de ong[ONG, Redes de, ONG (Organización NoGubernamental)] locales y extranjeras, así como de agencias bilaterales y multilaterales de cooperación y del propio banco mundial. Los fondos se constituyen mediante contribuciones periódicas e iguales de grupos de personas habitualmente pobres, aunque no siempre, con determinados lazos comunes (profesión, lugar de residencia, estatus social). Se trata, por tanto, de instituciones voluntarias, autónomas de los gobiernos, autosuficientes y con sus propias normas y sistemas de control. Existen diferentes modalidades de fondos, algunos de los cuales son híbridos con otros sistemas de microfinanciamiento (ver microcréditos). Algunos fondos sirven para proporcionar a sus miembros préstamos reembolsables, mientras que otros sirven como acumulación de fondos que se destinan a fondo perdido y de una vez a alguno de los integrantes. El sistema suele ser rotativo, esto es, uno sólo puede beneficiarse del fondo cuando lo hayan hecho todos los miembros y se haya completado el ciclo. Para los primeros que se benefician del fondo, lo obtenido equivale a un crédito que luego van pagando, mientras que, para los que cobran más tarde, el fondo equivale a un sistema de ahorro del que se benefician posteriormente. Ahora bien, estos últimos pueden salir perjudicados cuando los créditos se hacen sin tasa de interés, pues la inflación del país acabará restando valor a su dinero. Los fondos varían también en cuanto a su utilización, aunque frecuentemente se orientan a inversiones para financiar microempresas o actividades laborales, como ocurre con los creados por los conductores de rickshaws (bicicletas taxi) en Dhaka, Bangladesh. Muchos de éstos, que deben alquilar a un alto coste la bicicleta con la que trabajan, han formado grupos que diariamente realizan una aportación a un fondo común, que permite comprar periódicamente una bicicleta que se rifa entre los miembros, siguiendo el proceso hasta que todos poseen su bicicleta. También existen fondos compuestos por ganado, en los que quien recibe un animal efectúa su pago habitualmente devolviendo al fondo la primera cría que obtiene. Del mismo modo, los fondos pueden utilizarse como un mecanismo de seguridad social o de seguro de previsión ante casos de crisis, o para cubrir gastos de infraestructuras, salud, educación u otros. Un ejemplo son los iddir de Etiopía, fondos destinados a sufragar la celebración de actos funerarios. Entre las principales ventajas de estos fondos figuran su carácter popular y autogestionario, que evita la necesidad de contar con garantías formales o avales, de realizar trámites y papeleos, y por tanto de saber leer. Además, la presión del grupo, en el que todos se conocen, suele hacer que la tasa de devolución de los préstamos sea alta. Algunas de sus posibles desventajas son que, a veces, se desconoce en qué momento uno tendrá acceso al dinero; que éste puede obtenerse no cuando resulta más necesario, y que el beneficio suele ser menor para aquellos a los que toque cobrar de los fondos más tarde en el tiempo. N. Z. Bibliografía
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